
Así comienza este breve tratado, donde Schopenhauer ahonda
en la naturaleza humana inclinada a la maldad y en cómo esta no busca tanto
tener razón por alcanzar la verdad, sino sólo tener razón para poder mantener
la superioridad frente a los otros.
No es la búsqueda de la verdad lo que nos lleva a intentar
tener razón, sino que buscamos tener razón para mostrar nuestra supremacía
sobre los otros.
Y no sólo se trata de la inclinación a la maldad, sino que
se adereza con esas otras inclinaciones, profundamente humanas, arraigadas en
nuestras entrañas, como la soberbia, la envidia y el orgullo exacerbado, lo que
nos incita a destrozar, siquiera a través de la palabra, a nuestros congéneres o potenciales enemigos.
En definitiva, una obra única, que recoge, efectivamente,
medios o estratagemas a través de las cuales se puede vencer dialécticamente al
oponente, pero que no deja de ser una crítica feroz, como no podía ser de otra
forma llegándonos de Schopenhauer, a ese afán tan humano de vencer a nuestros
semejantes utilizando todos los medios a nuestro alcance.
Para pensar un rato, pero no exento de cierto humor.
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