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sábado, 11 de febrero de 2012

El lustre de la perla_Sarah Waters




Nancy, Nan, es una inocente jovencita que trabaja en el negocio familiar, en la costa de Kent, limpiando y vendiendo ostras. Se apasiona por asistir a los estrenos de musicales en una población cercana y en una de las sesiones descubre a una actriz, Kitty, por la que seguirá acudiendo, noche tras noche, durante toda la temporada.
Lo que comienza siendo admiración en la distancia, acabará en amistad y enamoramiento. Kitty propone a Nan acompañarla a Londres, ese Londres victoriano cueva de vicios y crisol de virtudes, donde vivirán con pasión su relación hasta que termina. Vagando por las calles, en las más oscuras zonas de ese Londres, consentirá en dedicarse a la prostitución con caballeros que buscan jovencitos y será el divertimento travestido de una viuda sin inhibiciones que la utilizará para su entretenimiento y el de su entorno.
Finalmente conoce a Florence, una activista socialista, que le dará el calor de un hogar y ante la que Nan desnuda su alma, confesándole su pasado. Florence y Nan comienzan entonces a despertar a un sentimiento mutuo que las mantendrá unidas, a pesar de la reaparición de Kitty.
La autora mezcla, como algunas opiniones ya han dicho, el erotismo y la picaresca. Se trata de una narrativa viva, ágil, que no esconde pero que es capaz de manejar con absoluta fortuna los momentos de erotismo explícito, sin rebajarlos a lo vulgar. Junto a ese erotismo, Nan es una superviviente; es capaz de salir a flote aún en los peores momentos, bien sea a través de la sumisión, bien sea a través del engaño y las artimañas.
Por lo demás, el propio título desvela el tema de fondo de la novela. “Tipping the velvet” es una frase hecha, datada en la época victoriana, para referirse al sexo oral; su traducción al castellano mantiene, con acierto semántico, esa misma intención.

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