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viernes, 11 de enero de 2019

Teoría general del olvido_Jose Eduardo Agualusa

Ludovica Fernandes Mano es la protagonista, o el hilo del bordado. Llega a Luanda, desde Portugal, y se instala con su hermana y su cuñado en el edificio donde vivirá recluida, de forma voluntaria, durante tres décadas.

Agualusa va dando puntadas en ese paño de fondo que conforman los años de la Independencia y la guerra civil de Angola.

Hilvana hacia fuera. Las vidas entrelazadas de los distintos personajes, que van dibujando la imagen de un país, de la sociedad, de los problemas a los que se enfrentan, del progreso, de la superstición, de las miserias, de la esperanza que brota de la solidaridad, del negocio de los diamantes, de la injerencia extrajera en el devenir de la política y el futuro de la nación, de los sin techo, de los que serán carne de cañón, de los que se enorgullecen de sus pecados y de los que los expían en el anonimato.

Hilvana hacia dentro, la reclusión de Ludo, que lo ve todo desde allí arriba, desde ese retiro voluntario. Escucha la radio, es testigo de los acontecimientos de su época. Se desespera y se resigna. Pierde la fe en la humanidad, la teme y tiene sus razones. Pasa hambre y se rodea de palabras sin sonido y de los sonidos sin palabras de su Fantasma. 

La brutalidad de la guerra, hecha poesía.

domingo, 11 de noviembre de 2018

Confesiones de un alma bella_ Johann Wolfgang von Goethe



Las “Confesiones de un alma bella” da título al libro VI Libro de “Años de aprendizaje de Wilhem Meister” ( “Wilhelm Meisters Lehrjahre”). La novela completa es la segunda que escribió Johann Wolfgang von Goethe  y se encuadra dentro de las “novelas de formación”  o “de formación de carácter” (Bildungsroman). En ella el protagonista aspira a alcanzar una vida completa, deshacerse del sentimiento de vacío y encontrar su propio camino. 


El resumen de las “Confesiones de un alma bella” no es, en sí, intrincado ni oscuro. Es la biografía de una mujer  que Wilhem conocerá en su periplo vital. Ella misma será la que hace la narración de su propia vida. Y será ella quien nos hable de su educación, cuidada y al uso de la clase social acomodada de la época. Una mujer curiosa, con intereses intelectuales, que se verá desbordada por sus propios sentimientos religiosos y sus propias contradicciones.

Serán sus ideales religiosos y sus vivencias casi místicas los que la hacen profundizar en el pensamiento pietista. El pietismo fue un movimiento que surge entre los luteranos alemanes, bajo la dirección de Felipe Jacobo Spener (1635-1705) y  que aboga por una vida cristiana interiorizada, “plena de cálidas experiencias religiosas”, en contraposición a la atmósfera fría y ritualista al uso.

Una mujer que se enamora, o idealiza la idea del amor, llegando a comprometerse con el joven Narciso. Aunque este compromiso la llena física y socialmente, su espíritu inquieto ganará la batalla; comprende que este compromiso la lleva a perder su libertad de pensamiento y acción por lo que, finalmente, acabará rompiéndolo. Una mujer que encontrará un amigo, que la acompañará en su fe y será su apoyo espiritual. Una mujer que antepone las cuitas mundanas a su propio crecimiento, a sus aspiraciones: cuidará de sus padres, como buena hija soltera, y se ocupará de sus sobrinos huérfanos cuando llega el momento.

Pero lo exquisito, lo realmente exquisito, es la manera en que Goethe trata el tema del “alma bella” (schöne Seele). Un concepto filosófico, cuyo origen se remonta a Platón y llega al misticismo alemán de la Baja Edad Media, para ser recogido por Schiller o el propio Goethe en la época del romanticismo.

El Alma bella es una de las figuras típicas del romanticismo: encarna la moralidad, tiende al bien por naturaleza. Une en sí misma, como figura estética, lo bueno y lo bello. Sigue sus propios valores morales, no como deber, sino como un sentimiento profundamente arraigado en su interior.

Goethe y su “alma bella”. Una maravillosa demostración de maestría, aunando belleza literaria y profundas reflexiones filosóficas.




martes, 11 de septiembre de 2018

El Hilo Rojo_Ann Hood



Maya, una estadounidense que vive entregada a su trabajo en una agencia de adopción, conoce la leyenda del hilo rojo. Según esta leyenda, muy arraigada en Asia Oriental, “Un hilo rojo invisible conecta a aquellos que están destinados a encontrarse, sin importar tiempo, lugar o circunstancias. El hilo se puede estirar o contraer, pero nunca romper”.

Maya pone en contacto a familias estadounidenses con instituciones chinas que harán posible la adopción de niñas de ese país.

Tan novelada como real, en la historia se van descubriendo los miedos, las inquietudes y las ilusiones de los padres adoptantes, así como los motivos y las angustiosas decisiones que tendrán que tomar los padres que ceden a sus niñas. Nada es tan sencillo como pudiera parecer y Ann Hood,  a través de Maya y de las cinco familias que la acompañarán en este viaje más emocional que físico, nos muestra los dos extremos de una realidad.

Destaco, las historias de las familias, o más bien, de las madres chinas que se ven abocadas a dejar a sus bebés, siempre niñas, a cargo de instituciones gubernamentales o religiosas y, por otra parte, destaco las situaciones de duda, los problemas reales a los que se enfrentan quienes deciden adoptar un hijo.

En el mundo de los grises, de las dudas y de las incertidumbres, un hilo rojo guiará sus destinos.

miércoles, 11 de julio de 2018

Erecciones, eyaculaciones, exhibiciones_Charles Bukowski



Bukowski el maldito. Sus lectores podrían dividirse en dos grupos, los que lo aman o los que  odian…, y después están los gallegos. De cada uno de los grupos conozco adeptos. Por mi parte diré que no lo amo.
El libro recopila una serie de relatos cortos, diecinueve, en los que hay una gran parte autobiográfica y más de lo que Bukowski ofrece en sus desvaríos alcohólicos, en definitiva, el llamado realismo sucio.
Un desfile de personajes, casi todos ellos desgraciados y de la más baja calaña se suceden en estas historias que se nos presentan con una grafía anárquica, evitando, en ocasiones la puntuación. Uno no sabe si producto de una estudiada rebeldía – ejemplo de ello tenemos en la literatura española – o, tan sólo, producto de una de las miles de borracheras que de él se cuentan y que el propio autor reconoce.
Leer a Bukowski es estar preparado para cualquier cosa, excepto para la estética. Es verdad que entre tanto semen, vómito y sangre se cuelan magníficas reflexiones, de una dureza que casi duele, pero se pierden pronto en ese mar de inmundicias que nos muestra en sus composiciones, en detrimento de las profundas críticas sociales que hace. Aunque lo tiene, y no es baladí, se pierde el fondo en la forma.
Siendo  muchos los que lo aclaman, y muchos de ellos grandes entendidos en materia literaria, quede claro que esta no es una crítica literaria, sino una humilde opinión; que uno no tiene que entender de vino para saber si un caldo le gusta, o no.
Es de los autores a los que hay que leer, al menos, una vez en la vida. Cada uno decidirá si continúa su lectura o prefiere cambiar de aires. Allá cada quien.
Para mí, quedan las palabras del tío Cándido de Valera…: “quien no te conozca, que te compre”. Pues eso.

viernes, 11 de mayo de 2018

El misterioso caballero del libro sagrado_ Anton Donchev



En absoluto éxtasis. Así, en una invernal tarde de domingo, terminaba mi lectura de “El misterioso caballero del libro sagrado”, de Antón Dónchev.

Como el propio protagonista, mi día había estado cargado de brumas y sueños que se desvanecían entre inconsciencias y duermevelas casi febriles. Como el protagonista, mi día había recorrido un desierto de hielo, sin hallar nada, […] sin llegar a conocerme ni a despreciarme [...].

Me vuelvo a girar hacia Europa, hacia la literatura centroeuropea, a la que cada vez admiro más profundamente y hacia la que siento, cada vez más, una especie de afinidad natural.

Dónchev escribe una novela histórica, casi un libro de caballería, así, a la vieja usanza y sin arrepentimiento. Y lo hace desgranando las aventuras, desventuras más bien, del barón Henri de Ventadour, a quien el Papa Inocencio III pagará generosamente la misión de robar un manuscrito. Debe arrebatárselo a los bogomilos, diseminados por media Europa y  asentados en Bulgaria.

El manuscrito, el quimérico quinto evangelio de San Juan, pretende ser entregado voluntariamente por los propios bogomilos a los cátaros, hermanos herejes y aliados en la lucha contra la hipocresía de Roma. Los cátaros se hallan sitiados en Francia, en Montségur y desde allí elevan su mensaje al cielo y al mundo,  librando una encarnizada y postrera  lucha contra el señor de Montfort.

Irá el barón de Ventadour, volverá Boyán de Zemen. El manuscrito recorrerá la fría Europa, a través de montañas heladas, pueblos arrasados por la locura, la barbarie y los intereses ocultos.

No me queda claro si la fuerza de un hombre, sus motivaciones y su entrenamiento castrense, es la que hace llevar el manuscrito a través de persecuciones y sufrimientos, o si es la fuerza que emana del manuscrito la que alienta la dura travesía que ha de hacer el portador.

No me queda claro porque Dónchev así lo ha querido. No me queda claro, porque Dónchev me ha obligado a elegir y a tomar partido y ha hecho lo mismo con su protagonista, al que lleva al límite y al que disecciona y destruye para hacerlo renacer. No hay mayor dolor ni mayor tortura  que la de dejar de ser para ser otro. El mercenario lo sufre todo, lo aguanta todo; las oscuras máquinas de tormento pueden cercenar su cuerpo, sin obtener su rendición, pero caerá postrado e indefenso ante sí mismo y su propio descubrimiento, su única verdad.

Además de la dificultad narrativa de una travesía por Europa, en diferentes escenarios, que el autor salva honrosamente, destaca sobre todos los personajes la estructuración de su protagonista, el conocimiento profundo que tiene de él, que hace que el tránsito del mismo nos parezca casi natural. El resto de personajes, estupenda y minuciosamente construidos, apoyan a la figura central, pero nunca la tapan.

Para acabar, un último apunte acerca del lenguaje, la estética de la palabra. Poesía en prosa, deleite de los sentidos. Una prosa dulce, que no empalagosa, capaz de hacer bello lo abyecto y que no hace por ello, perder agilidad en el devenir de la narración. En esto, y como siempre me gusta recordar, tiene mucho que ver y así debe reconocerse, la labor de los traductores, en este caso Tania Dimitrova Láleva y Zhivka Baltadzhieva.

Me he entusiasmado y se me nota… ¡qué le vamos a hacer!