Las “Confesiones
de un alma bella” da título al libro VI Libro de “Años de aprendizaje de Wilhem
Meister” ( “Wilhelm Meisters Lehrjahre”). La novela
completa es la segunda que escribió Johann Wolfgang von Goethe
y se encuadra dentro de las “novelas de
formación” o “de formación de carácter” (Bildungsroman).
En ella el protagonista aspira a alcanzar una vida completa, deshacerse del
sentimiento de vacío y encontrar su propio camino.
El resumen de las “Confesiones de un alma bella” no es, en sí, intrincado ni oscuro.
Es la biografía de una mujer que Wilhem
conocerá en su periplo vital. Ella misma será la que hace la narración de su
propia vida. Y será ella quien nos hable de su educación, cuidada y al uso de
la clase social acomodada de la época. Una mujer curiosa, con intereses
intelectuales, que se verá desbordada por sus propios sentimientos religiosos y
sus propias contradicciones.
Serán sus ideales
religiosos y sus vivencias casi místicas los que la hacen profundizar en el
pensamiento pietista. El pietismo fue un movimiento que surge entre los
luteranos alemanes, bajo la dirección de Felipe Jacobo Spener (1635-1705) y que aboga por una vida cristiana
interiorizada, “plena de cálidas experiencias religiosas”, en contraposición a
la atmósfera fría y ritualista al uso.
Una mujer que se
enamora, o idealiza la idea del amor, llegando a comprometerse con el joven
Narciso. Aunque este compromiso la llena física y socialmente, su espíritu
inquieto ganará la batalla; comprende que este compromiso la lleva a perder su
libertad de pensamiento y acción por lo que, finalmente, acabará rompiéndolo.
Una mujer que encontrará un amigo, que la acompañará en su fe y será su apoyo
espiritual. Una mujer que antepone las cuitas mundanas a su propio crecimiento,
a sus aspiraciones: cuidará de sus padres, como buena hija soltera, y se
ocupará de sus sobrinos huérfanos cuando llega el momento.
Pero lo exquisito,
lo realmente exquisito, es la manera en que Goethe trata el tema del “alma
bella” (schöne Seele). Un concepto filosófico, cuyo origen se remonta a Platón
y llega al misticismo alemán de la Baja Edad Media, para ser recogido por Schiller
o el propio Goethe en la época del romanticismo.
El Alma bella es una de las
figuras típicas del romanticismo: encarna la moralidad, tiende al bien por
naturaleza. Une en sí misma, como figura estética, lo bueno y lo bello. Sigue
sus propios valores morales, no como deber, sino como un sentimiento
profundamente arraigado en su interior.
Goethe y su “alma bella”. Una
maravillosa demostración de maestría, aunando belleza literaria y profundas
reflexiones filosóficas.
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