En una ciudad del noroeste de España, dígase Orense, se
celebra la Semana Santa. La festividad religiosa que celebra, sobre todo, el
tiempo de perdón y arrepentimiento.
Durante esa semana se
producirán una serie de terribles asesinatos, uno por día, hasta su culminación
al terminar la misma. Muertes, aparentemente, inconexas que no dejan
indiferente a Eva, la inspectora encargada del caso, quien pondrá todo su afán
y su afilada inteligencia en desgranar las pistas que van surgiendo. Muertes
concatenadas, ejecutadas por un asesino frio, calculador y aséptico, que no da
puntada sin hilo para la consecución de su objetivo final que, por otra parte,
no es otro que el esperado por el lector.
Los personajes centrales, sobre los que pivota la historia,
son personajes femeninos bien trazados en su desarrollo. Se hacen acompañar de
otros personajes, también correctamente tratados, entre los que destaco uno:
una de las víctimas es un hombre prepotente y soberbio; con ese personaje, el
autor es capaz de jugar con el lector hasta el punto de justificar un castigo
merecido.
Situada temporalmente en un marco idóneo para su desarrollo,
la protagonista, rubia o morena según la ocasión, juega con aquellos dos
elementos – perdón y arrepentimiento -. ¿Negará el perdón a otros y, tal vez,
se lo conceda a si misma?, ¿cabe algún arrepentimiento en un alma atormentada
por la sed de venganza?
Todo es posible y en manos del lector queda su absolución.
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