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lunes, 11 de mayo de 2015

Pasión por los enigmas_Aurea-Vicenta González Martínez




Y así fue como sin saber, intuimos  y como sin entender, comprendimos…

Una trama que parece, a primera vista, incompleta. Sin embargo no es, ni mucho menos, tal. Se trata de algo más, algo difuso, algo que se queda en el aire después de su lectura.

La historia, bien planteada, nos habla de un misterio por resolver, de varios momentos importantes y distintos en la vida de Beatriz, la protagonista,  que hilan una historia de misterio alrededor del hallazgo de unas piedras preciosas. Un thiller o, mejor dicho, que para eso tenemos un término en español, una novela de suspense.

Esos saltos en el tiempo, que parecieran descabellados o sin solución de continuidad, no se entienden hasta el final. Es ahí donde se descubre todo, la gran verdad que nos rodea en estos tiempos tan henchidos, e hinchados, de información; en los que, creemos, poseer la verdad, toda la verdad. No sólo hay blanco y negro; entre medias, hay una infinita gama de grises que cada uno percibe a su manera.

A la par que un tratado de gemología, bien documentado y mejor explicado, es una novela recordatorio. Nos devuelve a nuestro humilde origen, al de cada uno, y nos cuenta lo que hemos querido olvidar: somos limitados y nuestra cognición no puede,  ni tiene por qué, abarcarlo todo.

Una prosa distinta, a veces recargada, pero llena, como siempre lo hace esta autora, de una sensibilidad especial, de una dulzura en la palabra que salta del personaje al lector.

Salvando las distancias, de género y estilo, me ha recordado mucho al “El invencible”, de Lem: la Humanidad es grande, somos grandes, pero no omnipotentes…y esa, precisamente,  es nuestra grandeza y nuestra debilidad.

De los personajes, me quedo con Don Ulpiano…, uno de esos que, con decir mucho, no lo ha dicho todo.

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